Soñó...



Soñó que despertaba. Que despertaba y el tibio color del sol bañaba su cara.
Sonó que se levantaba. Que se levantaba y se veía en el espejo y era hermosa.
Soñó que se vestía bonita y resplandecía.
Sonó que caminaba. Que caminaba por los parques mientras pisaba y escucha crujir las hojas.
Sonó que se sumergía. Soñó que se sumergía y podía respirar bajo un agua tan cristalina que tenía el sabor del aire.
Soñó que hallaba Alegría. Que la encontraba en la orilla de un camino en forma de cardo.
Soñó que encontraba el amor. Que encontraba el amor cayendo de un árbol.
Soñó que desplegaba sus alas y eran tan azules que la iluminaban.
Soñó que volaba. Que volaba tan alto, tan alto que planeaba junto a las estrellas.
Soñó que soñaba.
Soñó que era ella y que nunca dejaría de ser ella misma.
Soñó que despertaba.
Soñó…tan sólo era un sueño. Tan sólo era un sueño porque al abrir sus ojos se dio cuenta de que seguía siendo la detestable oruga que siempre había sido. La horrible oruga que no cumpliría ninguno de sus sueños a menos que se convirtiera en mariposa. 


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